La canalización espiritual es una conexión profunda con nuestra esencia más
pura, esa parte de nosotros que existe más allá del cuerpo físico y del tiempo
lineal. Es el proceso de abrirnos a recibir mensajes, guía y sabiduría de planos
superiores, de nuestra propia alma o de seres de luz que nos acompañan.
Canalizar es recordar que, antes de ser humanos, ya éramos espirituales; es
regresar al origen de lo que somos.
Es la capacidad de sintonizar con energías y frecuencias más elevadas para
recibir información que proviene de nuestra alma, guías espirituales, ángeles o
incluso del universo mismo. La canalización no es exclusiva de algunos; todos
tenemos este potencial porque todos somos espíritu viviendo una experiencia
humana. Sin embargo, como cualquier habilidad, requiere práctica, apertura y
un corazón dispuesto.
La canalización transforma la forma en que vemos, sentimos y experimentamos
el mundo. Cuando aprendemos a escuchar a nuestra parte espiritual:
Antes de ser humanos, éramos seres espirituales, energía pura. Venimos de un
lugar de amor y luz infinita, donde no existe la separación ni el juicio. La
experiencia humana nos permite aprender, crecer y expandirnos, pero nunca
dejamos de ser espíritu.
Canalizar nos recuerda esa verdad. Nos conecta con nuestra procedencia
divina, con nuestra familia espiritual y con la sabiduría que siempre ha estado
dentro de nosotros. Al hacerlo, nos liberamos de las limitaciones de la mente y
el ego, permitiéndonos vivir desde nuestra verdad más auténtica.
Aprender a canalizar no es solo un regalo para nosotros, sino para el mundo.
Cada vez que conectamos con nuestra esencia, irradiamos una luz que
impacta a los demás. Nos convertimos en agentes de cambio, en faros que
iluminan el camino de otros.
Canalizar es recordar. Es volver a casa mientras seguimos en la Tierra. Es vivir
con la certeza de que somos mucho más que este cuerpo, y que, al final,
siempre regresamos al amor del que provenimos.
¿Qué te dice tu alma hoy? Tal vez es momento de
escucharla.